Qué bien nos lo pasamos el otro día buscando excusas. Realmente hay gente que tiene mucha imaginación 🙂 De chicos/as no tenemos reparo en buscar los argumentos más creativos, pero de grandes tampoco nos quedamos cortos.

Es tan fácil poner una excusa para librarnos de algo o para no dar explicaciones comprometidas… Se nos olvida hacer algo y  ofrecemos toda una historia para justificarlo. Llegamos tarde y resulta que había tanto tráfico o un accidente o alguien nos entretuvo. No querhuevotristeemos ir a algún sitio y de repente nos puede surgir un imprevisto o no nos encontramos bien. .. Y si  sabemos que nuestro comportamiento no es justo o moral : total, todo el mundo lo hace…O ¿qué quieres? Yo soy así… El caso es que frecuentemente aparece un ente superior que nos dirige irremediablemente a un error, o nos impide cumplir con algo con lo que nos hemos comprometido o a lo que nos han invitado.

¿Por qué nos resulta tan tentador tirar de excusas? Puede estar ocurriendo algo de esto:

  1. Tenemos miedo al rechazo o al juicio de los demás, a quedar mal o a ofenderles

  1. Nos cuesta hacernos responsables de nuestros propios errores y decisiones.

  2. Nos cuesta comprometernos con un objetivo.

  3. La excusa es la alternativa a decir siempre que  para aquellas personas a las que les cuesta decir No.

Todos/as caemos en esto de vez en cuando. Sin embargo puede ser arriesgado abusar de las excusas. Al igual que el alcohol y las grasas saturadas sin moderación pueden hacernos daño. ¿Por qué? Pues a parte de que es cuestión de tiempo que nos pillen y perdamos credibilidad , podemos deteriorar nuestra autoestima, instalando la creencia de  que nuestras propias necesidades y deseos no son lícitos ante los demás y de que realmente no somos nosotros/as los que controlamos nuestra vida.

Es muy liberador a veces ser un poco más valientes y  reconocer simplemente que no hicimos lo más apropiado . O que no nos apetece o convence una idea . O que nos equivocamos…

¿Lo has probado?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy sólo tengo una cosa clara : todo puede cambiar en cualquier momento, todo puede ocurrir y puede que no ocurra nada: en este mismo momento en que estás leyendo estoy pueden estar gestándose unos cuantos imprevistos o sorpresas para ti. La impresión que compartimos la de que todo cambia muy rápido y no saber cómo se va a comportar el mundo mañana , si vamos a ganar o perder algo que tenemos , qué es lo que nos espera… puede generarnos mucho miedo, miedo a no estar preparados/as para lo que pueda venir o a no tomar ahora las decisiones adecuadas . Y esto es lo que nos desestabiliza, nos asusta la incertidumbre , pero es que a su vez es lo que más abunda ahora. . A mi parecer no podemos luchar contra ella. Nunca ha sido posible controlarlo todo, pero menos ahora.DIGITAL CAMERA

Y  entonces ¿qué podemos hacer? Pues está claro, habrá que aprender a vivir con la incertidumbre, aceptar que no podemos dar nada por hecho. En este proceso tendremos que dar los siguientes pasos:

1) ACEPTAR LA INCERTIDUMBRE:

Vamos a imaginarnos a un ratón que está dentro de un laberinto. Ha aprendido a tomar un camino determinado para llegar a su comida. Siempre que recorre el laberinto lo encuentra en el mismo sitio, pero un día lo cambian. Pero el ratón no comprende por qué ya no está ahí y piensa “Pero si siempre ha estado ahí, cómo han podido cambiarla sin decirme nada, a lo mejor sigue ahí pero no la he visto, voy a volver al mismo sitio ,…”¿Qué creen que va a ocurrir si el ratón sigue obcecado, tomando el mismo camino día tras día? Se empezará a sentir cada vez más fatigado y morirá de hambre porque no está dirigiendo su energía a buscar otro camino para encontrar su comida.

Cuando aceptamos que las cosas pueden cambiar en cualquier momento estamos más preparados para cambiar el camino o la estrategia cuando haga falta. Porque Aceptamos la incertidumbre, nos damos cuenta de que es duro, reconocemos lo que sentimos , lo compartimos on otras personas , pedimos ayuda si la necesitamos , pero no nos “atascamos” en resistirnos , enfadarnos , y en dedicar sólo a esto nuestra energía.

2) CONFIAR EN NOSOTROS/AS

Ante los efectos de la incertidumbre sólo hay un «antídoto»: la confianza. Confiar en nosotros/as mismos/as, en nuestras capacidades para afrontar lo que pueda venir cuando tenga que venir. Tenemos que pensar en lo que hemos superado anteriormente , pensemos en nuestros mayores: si muchos de ellos han superado situaciones tan o más duras que las nuestras, por qué nosotros no? Y por cierto cómo lo hicieron? También prepararnos, por qué no, buscar información y mejorar  habilidades que nos puedan ayudar en un futuro. Pero cuidado con el perfeccionismo y con caer en la falacia de que podemos tenerlo todo controlado .

Si prestamos atención sólo a los riesgos , o a las dificultades todo parece más peligroso, más negativo, pero no olvidemos que también tenemos conocimientos, habilidades , personas que pueden ayudarnos y una cosa se compensa con la otra.

3) CUIDARNOS

Por otra parte no podemos responder a las situaciones si no nos cuidamos bien. Si no descansamos lo suficiente o si nuestra mente está continuamente llena de pensamientos y preocupaciones, estamos bloqueados, no podemos pensar con claridad. Además una mente fuerte, resistente, es aquella que se nutre con emociones positivas, haciendo cosas que nos hagan sentir bien y manteniendo satisfactorias  positivas con otras personas.

4) APROVECHAR LA INCERTIDUMBRE PARA CONOCERNOS MEJOR

La incertidumbre en cualquier caso puede ayudarnos a conocernos mejor, porque podemos darnos cuenta de a qué le tenemos miedo ( a fracasar, a que nos rechacen, a enfermar,…) , qué cosas creemos que nos hacen daño y qué nos ha marcado en nuestra historia previa, infantil y que todavía a lo mejor no hemos resuelto del todo.

También es verdad que no todas las personas son igual de vulnerables a los efectos de la incertidumbre, hay personas que tienen más tolerancia y más facilidad para aceptar retos e incluso disfrutan de ellos, mientras que otras necesitan sentir que todo es más predecible para sentirse seguras. Estas tendencias son cuestión de personalidad, pero a medida que nos exponemos a situaciones inciertas aumenta nuestra confianza porque nos damos cuenta de que podemos afrontarlas.

Éste es el momento que te  ha tocado vivir, puede que no sea el mejor , pero es el tuyo. Ahora tú decides cómo quieres vivirlo.

Estaba leyendo hace un rato en al prensa sobre  la cuarta entrega de Paranormal Activity  y ha sido una auténtico «taquillazo» en EEUU

Me fascina cómo nos metemos en una sala de cine ( fuera o dentro de casa) para ver algo que sabemos que nos va  a provocar miedo o inquietud . De hecho queremos sentirnos de esta forma. El miedo, la ansiedad, la incertidumbre, … son emociones que generalmente tendemos a evitar, la gente hace esfuerzos por sacárselas de dentro. Sin embargo , antes de entrar en el cine lo estamos deseando.

Está bien, no es comparable la ansiedad que experimentamos en un cine con una película de miedo que la que aparece cuando creemos que estamos en una situación de peligro real, pero si nos sumergemos en el clima de suspense y nos identificamos a fondo con los personajes, el resultado es muy equiparable.

Sabemos lo de la descarga de adrenalina, igual que cuando hacemos cosas arriesgadas, pero a parte de eso por qué hay gente que le atrae tanto pasar miedo o pasarlo directamente mal ?

Posiblemente al saber  en el fondo que es todo ficción,  nos divierte «jugar» a pasar miedo, a ponernos al límite  sin sufrir consecuencias reales más allá del susto inmediato. En realidad sabemos que todo está controlado. Además, ¿recuerdan lo agradable que es esa sensación de seguridad que nos recorre cuando acaba la película y miramos a los amigos y comprobamos que estamos todos bien, que todo sigue igual que antes? Es la calma que lega después de la tempestad. Como cuando creemos que hemos extraviado algo importante y entonces aparece: qué grata de sensación de alivio, de bienestar… Estar «normal» en estas comparaciones sale ganando.

Yo hace mucho que tiempo que no voy a ver una de miedo de verdad. Aunque tengo cierta tolerancia al suspense, reconozco que me he convertido en  esa parte de gente de » no voy al cine para pasarlo mal, a mí sobretodo denme algo que me haga reír o me interese». Pero reconozco que algunas de las mejores películas que más he disfrutado también me han hecho sufrir. Un poquito.

En fin, si van a ver Paranormal Activity IV , disfrútenla sufriendo mucho. A mi salud.